domingo, 27 de abril de 2014

Indonesia VII; Ultimo día en Ubud

19 SEPTIEMBRE  




Era nuestro último día en Ubud y casi no habíamos disfrutado de la villa, así que decidimos quedarnos y darnos a la buena vida, que de vez en cuando también nos lo merecemos ¿no?

Os cuento un poco a cerca del alojamiento en Ubud.
No puedo decir cual es la mejor zona para alojarse. Depende de los gustos de cada uno.

Por ejemplo, en las afueras de Ubud, el alojamiento resulta ser algo mas barato y mucho mas tranquilo.
Pero en el centro, está claro que tienes todo a un paso.

Mi consejo sobre alojamiento en Ubud es; Si se va a alquilar moto, mejor a las afueras porque te aseguras un buen sitio y además los paseos en moto para llegar al centro siempre te depararán alguna que otra sorpresa.

Si no se tiene moto y se van a hacer las excursiones con guía, entonces mejor alojarse en el centro para asegurarse sitios donde cenar.

 Nosotros estuvimos en la zona de Kedewatan a 20 minutos caminando del centro de Ubud y a 10 en moto.

El alojamiento elegido fue Tri Sandhiya Villa. Una moderna villa de 3 habitaciones en torno a una piscina, con cocina y salón comunitarios y al estilo balinés; todo abierto.


Tuvimos la suerte de no coincidir con nadie en las 7 noches, así que disfrutamos la villa para nosotros solitos.

Los dueños de la villa, un balinés; Made y una australiana; Sharon, que se casaban justamente un par de días después de que nos marchásemos, se mostraron muy amables y nos contaron muchas cosas. Lástima de mi escaso inglés, sino seguro que habríamos tenido largas conversaciones. 

Nuestra habitación era una delicia, la verdad, se agradece un sitio cuidado y limpio, además se notaba que todo era nuevo. Cama con mosquitera, os recuerdo en Bali hay riesgo de contraer dengue.


Nada mas entrar Ganesha nos recibía, rodeado de ofrendas y casi flotando sobre un estanque con pececillos y a las puertas de nuestra habitación, cada día Visnu nos daba los buenos días y las buenas noches.

Made hacía las ofrendas de la mañana y a veces me despertaba con el olor del incienso....
 Me encantaba el baño al aire libre, con bañera y ducha. No hay amenities, pero podéis comprar en algún súper gel y champú las tallas de los botes en Ubud son minis y baratitos. ¡Ojo! No compréis un gel rosa que se llama Lux, escocía muchísimo y me quemaba la piel.


 Todas las mañanas desayunábamos té y tostadas con alguna fruta y galletitas. El desayuno lo preparas tu mismo, cosa que no nos acabó de convencer. En un sitio así estaría bien que te lo prepararan... puestos pedir.

Tampoco hacen la cama, pero no es que importe demasiado estando de vacaciones.


Bueno, por fín podía disfrutar de la piscina!


Por la tarde fuimos a despedirnos de Ubud, y entramos en el mercado de artesanía. Buffff había un montón de cosas y claro está, nos queríamos traer un recuerdo.
Compramos algún imán de madera y alguna figura de piedra, entre otras cosas.

 Conseguimos buenos precios con la siguiente táctica:

-Primero iba yo y preguntaba el precio e intentaba que lo bajaran, después venia Raúl y al decirle el precio que me habían dicho, se hacía el duro diciendo que como mucho pagábamos X.
 Entonces yo ponía carita de buena y les decía que ya había comprado mucho y que mi marido me iba a matar de un momento a otro, con gesto de cortar la cabeza incluido. Les hacía mucha gracia y nos lo daban al precio de Raúl sin rechistar.

Como vimos que nos funcionó seguimos con esa técnica a dia de hoy, y sigue haciendo efecto.


Para nuestra última noche, queríamos algo especial y decidimos ir a ver otra danza, esta vez  Legong and Barong dance, que se representa los miércoles en el palacio de Ubud y cuesta 80.000 IDR.



Fue un poco larga y aburrida, así que nos quedamos con la Keckak como la mejor danza de Ubud.


Aún así merece la pena por ver las expresiones de la cara y maquillajes.



Después fuimos a cenar a Nomad, un restaurante pijillo en la misma calle que el palacio; Jalan Raya Ubud.
Había cola pero decidimos esperar, si había tanta gente sería por algo.

Había mesitas con cojines y otras con sillas, nos tocó en la de sillas, ya era mucho pedir.

Pedimos el filete de atún, que es la especialidad de la casa y realmente estaba buenísimo.


Y de postre plátano frito, otra exquisitez.


Con esta cena pusimos punto y final a nuestros días en Ubud. Días cargados de tradiciones, magia y vida, mucha vida.





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7 comentarios:

  1. Decid que sí que un caprichito de vez en cuando nunca sienta mal :)
    El lugar parece de ensueño sin duda!

    Un saludo!!

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    1. Gracias por comentar,
      Después de la paliza que llevábamos nos dejamos lo mejor para el final, esa cama era gloria! !!
      Saludos

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  2. Uy ese lugar se ve excelente :D pero como le hacian con los mosquitos??? me imagino que la locion antimosquitos era indispensable no?

    Saluditos!

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    1. Hola Gaolga,
      Sí, nos dábamos repelente mañana y noche pero no te creas que había muchos, no nos picó ni uno.
      Gracias por comentar,
      Saludotes!

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  3. Tendré en cuenta vuestro truco al regatear porque a mi no se me da muy bien. Lo he tenido que practicar en Túnez, Egipto y China y estoy segura que siempre he pagado mucho más de lo que valía realmente. Así que truco aprendido! jejeje Por cierto, la villa tiene muy buena pinta.

    Un abrazo!

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    1. Hola Anna,
      Gracias por tu visita.
      Sí, conozco esa sensación. Nunca sabes si estas pagando de más, pero bueno, si para ti es buen precio no hay que darle vueltas... esto de las compras es que nos puede! ;)
      Saludotes!

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  4. Hola Eva,
    No estábamos nada mal, la verdad. Siempre he sido muy mala para regatear pero con esto parece que funciona!
    Saludos

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