lunes, 11 de mayo de 2015

Presupuesto viaje a Noruega

PRESUPUESTO VIAJE A NORUEGA


El propósito de este viaje era ver la aurora boreal.  Algo que siempre había desestimado por precios, aunque una vez que empecé a preguntarme ¿Cuanto cuesta de verdad viajar para ver la aurora boreal?  y me puse a buscar, ví que era mas asequible de lo que pensaba. El sitio elegido fue Noruega, por cercanía y facilidad en los vuelos desde Madrid.
Partimos de la base de que el nivel de vida es bastante mas alto en Noruega, y todo allí es mas caro. Pero con unos pequeños sacrificios y muchas ganas de cumplir un sueño, lo logramos.

El alojamiento es el que se lleva el premio gordo en este viaje, la media son 100€ por noche para dos personas. Me las ví y me las deseé para encontrar alojamiento por menos de eso. Así que teníamos que ahorrar por otro lado, y gracias a la idea de Sin parar de viajar, decidimos llevar una maleta hasta arriba de comida, y así el gasto se compensaba. La suerte es que en Noruega se lleva mucho el alojamiento tipo cabaña y todas disponen de cocina y utensilios, así que pudimos cocinar sin problemas todo lo que llevamos.

Las veces que fuimos al supermercado, a por las poquitas cosas que necesitábamos, cómo leche y pan para los bocadillos, nos dejamos unos 30€, bueno...también caía alguna cervecita....
El transporte es caro también, sólo cogimos un bus y pagamos cómo 5€. Si compras el billete fuera del autobús cuesta casi la mitad, pero si alguien sabe dónde se compran, que nos lo diga.
El aparcamiento en Tromsø, caro. Y además sólo se pueden aparcar un par de horas. Hay un túnel dónde poder dejar el coche por la noche y no dejarse una fortuna.
Las entradas para museos y el teleférico de Tromsø, carísimas.
La gasolina, muy cara, 2€ el litro.

¡Pero qué no cunda el pánico! Hay dos cosas fundamentales que son gratis en Noruega; el agua e ir al baño.

La idea de alquilar coche era poder movernos con libertad según las previsiones de auroras y así ahorrarnos los más de 100€ que cuestan los tours organizados. Merece totalmente la pena la experiencia de conducir por esos parajes nevados, pero ojo, que un día se nos quedó el coche atascado en la nieve y tuvimos que llamar a la grúa, que no nos cobró nada ^_^.

Anduvimos trece días por tierras Noruegas y aunque al final, gastamos mas de lo que pensábamos, espero que el presupuesto pueda servir de orientación a la hora de planificar una expedición para ver auroras boreales por libre en Noruega. Aunque ya sabéis que cada uno podrá gastar más o menos, hay tantos presupuestos cómo viajeros.



  • VUELO MADRID-OSLO...........................................104€
  • VUELO OSLO- TROMSO..........................................155 €
  • MALETA DE COMIDA FACTURADA.................... . 60€
  • 2 NOCHES EN TROMSO.........................................48.50€
  • 3 NOCHES EN LOFOTEN...........................................130€
  • 5 NOCHES EN BAKEDJFORD..................................250€
  • 2 NOCHES EN OSLO................................................82.50€
  • 13 DIAS COCHE DE ALQUILER................................190€
  •  ALQUILER TRINEO........................................................8€
  • ALQUILER RAQUETAS DE NIEVE.............................13€
  • VARIOS (Gasolina, bus, comida, entradas)....................210€



                         TOTAL............................................................................................1246€



Los precios están divididos entre dos, así que este es el precio por persona.

¿Se puede viajar gastando más? Sí. ¿Se puede viajar gastando menos? difícil. Lo único que quedaría es couchsurfing o ahorrar compartiendo habitación en hostels, el problema es que cuesta encontrarlos por el norte de Noruega y la acampada en pleno invierno....no lo veo. ¡Pero nada es imposible!

jueves, 23 de abril de 2015

10 cosas que amo de viajar




Últimamente estaba mal acostumbrada, no me había ido de viaje cuando ya tenía uno o dos viajes planeados.
Es ahora, cuando, sin ningún destino a la vista, y con el síndrome de abstinencia brotando por todos mis poros, me he puesto a reflexionar porqué me gusta tanto viajar.
Los motivos que, desde mis primeros viajes, han hecho que no haya un solo día en el que no sueñe con viajar.
No podía dedicar un post a las diez cosas que odio de viajar , sin hacer otro de las que amo y por las que, en cuanto tengo ocasión, armo la maleta y me lanzo al mundo. 
Así que, aquí están las 10 cosas que amo (y requete amo) de viajar:



  • Tener que confiar.  
Cuando viajas tienes que confiar en las personas que no conoces. No queda otra, tienes que dejarte ayudar y confiar con fé ciega en lo que te digan.
En mi día a día soy bastante desconfiada y creo que "no me fío de nadie" pero al viajar algo me cambia. Al estar sola frente al mundo, tienes que confiar y abrirte.

  • Esos momentos.  
Yo los llamo de conexión, y son esos momentos en los que estás tu y el mundo, y nada mas importa. Te sientes parte de algo. Te das cuenta de lo esencial y valoras más todo.

  • Las sonrisas.
En un solo día de viaje me han regalado mas sonrisas que en una semana trabajando. No sé el porqué pero cuando estoy de viaje, todo el mundo sonríe.


  • Despertarse y no tener que hacer la cama.  
Sí, lo mejor que hay es irse sin preocuparte de dejar la cama hecha y si cuando vuelves sigue desecha.. ¡Qué mas da, estas de viaje!

  • Resultar interesante. 
Antes de viajar me parecía imposible que yo pudiera resultar interesante a alguien. Mi vida, mi físico, qué hago, a qué me dedico. Al viajar me sigue sorprendiendo que la gente local me pregunte esas cosas con tanto interés. Parece que es el viajero el que debe sentir esa curiosidad, pero no. También los locales sienten curiosidad por ti, y por ciertos lugares del mundo el exótico eres tú.
 Resulta que tu pelo, tu piel, tus ojos y la forma de vida que llevas, pueden levantar pasiones al otro lado del planeta.

  • Soñar desde el minuto uno.
Desde el momento en el que empiezo a imaginar un destino, mi cabeza empieza a funcionar al doble de velocidad. Adoro el pre viaje, las sensaciones que ya te produce el viaje, antes de haber ido.
Imaginarte cómo va a ser, qué vas a sentir, cómo será la gente, que animales habrá.... viajar no sería lo mismo sin eso.

  • Estar lejos.
Me gusta estar lejos. Cuanto más lejos y más diferente sea a lo que estoy acostumbrada, mejor me siento. Me gusta despertar y no saber dónde estoy. Me gusta llegar al otro lado del mundo y ver de qué va la película, cuales son las reglas del juego. 
Esa sensación de estar muy lejos de tu medio, y saber valerte por ti mismo.


  • Ver y sentir este mundo.
Quiero ver las maravillas de La Tierra, sus paisajes, sus cielos, sus bosques, sus mares. Quiero ver cómo respira, cómo crece y cómo siente nuestro planeta.
Quiero saber cómo lo hicieron otros y porqué lo hicieron, cómo vivían, qué comían y cuales eran sus costumbres.



  • Hacer algo por primera vez.
En todos los viajes hay algo nuevo por hacer, algo que no imaginé que haría, y que dispara los niveles de adrenalina. Algo que te hace aprender y ganar en seguridad en ti mismo, porque si has viajado solo, has nadado con tiburones o saltado en parapente ¿Qué no vas a ser capaz de hacer en la vida?

  • Desarrollar mis sentidos.
Viajar hace crecer nuestras habilidades, sólo dependes de ti mismo y eso hace que tus sentidos se agudicen, que te des cuenta de en qué cosas eres bueno. Es un ejercicio mental constante y muy satisfactorio.

  • La espiral. 
Cuanto más viajas, mas ganas tienes de seguir viajando y mas grande se hace la espiral. Ya no te conformas con pasar una semana en el pueblo. Tus ansias por conocer son grandes y quieres ver, tocar, probar, sentir. Cada vez más y más lejos.

  • Ampliar horizontes.
O lo que es lo mismo; abrir la mente y el corazón.
Nada es peor para los prejuicios que estar en el mismo lugar. Viajar y conocer otros modos de vida, te hace comprender que no hay nada mejor ni peor, solo maneras diferentes.



¡Perdón! Que solo eran 10 cosas....

¿Y tú? ¿Qué es lo que amas y te impulsa a viajar? ¿Qué es lo que mas te gusta?  Coméntalo.


domingo, 29 de marzo de 2015

¡Nominada! 9 cosas que sí sé hacer cuando viajo



Hace algún tiempo que todos confesamos y contamos cosas que no sabemos hacer al viajar. 
Hoy vuelvo a confesar. 
Al viajar, y al ir aumentando el numero y la duración de los viajes, desarrollamos otras destrezas que al principio, como viajeros principiantes, no tenemos. Y eso es lo que voy a contar hoy.
Estaba deseando que saliera esta cadena y contaros las cosas que sí sé hacer al viajar y por las que me siento orgullosa. ¡Gracias Turiscuriosa por la nominación!

Aquí van: 

-Encontrar buenos precios.

¡Chollo encontrado!
Singapur.
Fruto de pasar muuuuchas horas (incluso días) buscando y comparando, siempre hasta ahora he encontrado buenos precios e incluso algún chollo que otro. Sobre todo en vuelos de larga distancia, cómo volar a Indonesia por menos de 500€. Miro, remiro y vuelvo a mirar. Sé que es un buen precio cuando los ojos me hacen chiribitas y no titubeo en sacar la tarjeta y hacer el baile de "tenemos viaje"delante del ordenador.


-Informarme.

La preparación del viaje es la parte que mas disfruto y desde el minuto uno, me pongo a exprimir toda la información disponible. Empiezo a soñar y a investigar, a leer y releer. 
Siempre llevo todo aprendido y sorprendo a mi acompañante con curiosidades, lugares y datos únicos.


-Hacer la maleta.

En mis primeros viajes esto era algo que no sabía hacer, siempre cargaba demasiado y siempre me sobraban cosas. Con el tiempo, y los viajes, he aprendido a economizar. Siempre me cabe todo lo que quiero llevar y estoy preparada para hacer la maleta hacia cualquier destino en 15 min. (Que si algún día surge un viaje express, hay que estar preparada)
Mi última proeza ha sido llevar  al norte Noruega en pleno febrero, una única maleta de mano, con ropa de esquí incluida.



-Caminar.

Cada paso es aprender. Chile.

Me encanta andar y nada está demasiado lejos para mí. La emoción por conocer me impulsa siempre a decir ¡vamos andando! 
No importa si el alojamiento queda a kilómetros del centro o si hay que andar horas para llegar a algún sitio, lo haré encantada y a la hora de volver, querré regresar siempre andando. He llegado a andar verdaderas barbaridades, pateando ciudades he recorrido más de 40 km en un día. Eso sí, con paradas para comer. ;)



-Prevenir.

Mujer prevenida vale por dos ¿no? Pues no sé como me las apaño pero siempre llevo de todo para todo. Si a alguien le duele la cabeza, siempre tengo paracetamol. Si a alguien le hacen rozadura los zapatos, siempre llevo stick antirozadura. Si alguien olvidó cepillo, yo llevo de más. Que alguien se marea, llevo caramelos. Que no hay toalla, yo llevo.
En varios viajes he ayudado gracias a mi "neceser de emergencia" y ya no salgo sin él. 



-Adaptarme.

Si hay que comer en la calle a -2 Cº ¡Pues se come!
Polonia.
Otra cosa que he ido mejorando viaje tras viaje, es la capacidad de adaptación. Me adapto a todo y al día siguiente de llegar a algún lugar me desenvuelvo como pez en el agua y todo me parece normal. Nunca comparo, ni juzgo.  Es algo que me asombra pero tras el primer contacto es como si hubiera estado allí toda la vida.
También me adapto a toda clase de alojamiento y maneras de viajar.


-Empatizar.

En general, suelo empatizar mucho con la gente, pero, en los viajes esto se multiplica y siento admiración por todo el mundo. 
Es curioso que en todos los viajes he tenido feeling con alguna mujer, ya sea viajera o lugareña, y mas de una vez he intercambiado algo personal con ellas. Algunas me han regalado conversaciones, otras me han cuidado, e incluso he recibido muestras de cariño.
Supongo que tengo un lado feminista que sale al ver mujeres trabajando en todo el mundo.



-Solucionar problemas.

Esos pequeños inconvenientes que surgen durante el viaje y que antes de que pasen, te parecen imposibles de resolver. Bien, pues cuando pasan, mi mente se agudiza y tengo la solución en unos instantes. De repente sé hablar inglés estupendamente, y hasta lo entiendo. 
Todo tiene solución y no me tomo las cosas a la tremenda. Además, suelo hacer parodia de ese momento y tener cachondeo para reírnos durante el viaje.



-Ver mas allá.

Esos momentos. Indonesia.

Aunque parezca un poco extraño, siento la energía de cada lugar, me siento parte de ello. Entiendo y agradezco ese momento. Sé que ese instante era para mí y que forma parte de un aprendizaje.
 De repente encuentro sentido. Siento que pertenezco a ese lugar, o que ese lugar es todo. 
A veces todo me parece tan diferente y otras, la esencia es la misma.
 Me siento parte de una historia que me ayuda a superar mis miedos y a vivir con unas ganas inmensas de vivir.
Estos momentos los llamo "de conexión" y aparecen en todos los viajes, a veces una vez que ya han pasado y otras antes de que lleguen.





Después de esto, os toca contar a vosotros vuestros mejores atributos y continuar la cadena de las cosas que mejor se os dan. ¡Venga, a lucirse!


¿Qué te ha parecido? ¿Crees que soy buena compañera de viaje?




jueves, 5 de febrero de 2015

Sudáfrica vol.VI El día que me bañé con tiburones, o shark cage diving.


DIA 8:  EL DIA QUE ME BAÑÉ CON TIBURONES 


Hoy era uno de los días mas esperados del viaje ¡nos íbamos a bañar con el gran blanco!
Amanecía con llovizna y nublado, y no sabíamos muy bien si podríamos realizar la actividad o no. No habíamos tenido señales de la empresa y eso era bueno, porque si cancelan la actividad deben avisarte y tras chequear el mail y ver que no había nada, decidimos recorrer los 35 minutos que separan Hermanus de Gansbaai, la cuna del tiburón blanco.

Pensar en Sudáfrica es pensar inevitablemente en el tiburón blanco. No podría definir muy bien la mezcla entre nervios y emoción que tenía mientras íbamos de camino. Quería llegar ya, y a la vez no quería llegar nunca. No había decidido aún si quería bajar a la jaula.

Elegimos la empresa del capitán Mc Farlane, un poco porque era la que mas confianza nos daba, ya que saben bastante sobre los tiburones y llevan muchos años realizando a diario el tour. El precio es igual en todas mas o menos, 1600 ZAR.

El tiempo empeoraba por momentos y al llegar a la oficina, hubo un pequeño revuelo, pero al final sí había tour. 
Al llegar lo primero que hay que hacer es firmar un documento, ya sabéis que todo lo que se hace en Sudáfrica es "at your own risk" y esto no iba a ser menos. Después tomas un desayuno mientras te ponen un video y te dan las instrucciones. Las fotos en la pared me impresionaron bastante. Vale. Aquí es cuando decidí que no me bajaría a la jaula.

Llegó el momento de ir "al pasillo de la muerte" así es como se denomina esta zona, ya que justo en estas aguas se encuentra la mayor concentración de tiburón blanco del mundo.

Embarcamos al encuentro, íbamos todos en los barcos (que por cierto yo me había imaginado mas grandes) como corderos al matadero con nuestras chaquetas naranjas.


Este es el señuelo que lanzan al agua para engañar a los tiburones.



Ya no había solución. Estaba allí e iba a ver un tiburón blanco en persona. Intentaba camuflar los nervios, pero era muy difícil. El mal tiempo no ayudaba, ni tampoco los botes que pegaba el barco.

 


Apenas nos alejamos de la costa, yo pensaba que iríamos mar adentro, pero no, estábamos muy cerca de tierra firme. Lo cual era bastante reconfortante por si la cosa se ponía fea, pero por otro lado, me daba un nosequé pensar que tan cerca de la playa podía haber tiburones.
 Pararon el barco y empezaron a preparar el chum, un caldo con restos de pescado que preparan en cantidades industriales y arrojan al agua.
Según empezaban a llegar montones de gaviotas atraídas por el chum, empezaron a pedir los primeros voluntarios. Allá va Raúl, qué valiente es.

Mientras se ponían los trajes de neopreno, llegó el primer tiburón. Dios mío no me lo puedo creer. En cuanto vi la aleta ya no supe si hacía mal tiempo o si el barco se movía mucho. Solo quería volver a verlo.



Ansiosos por sumergirse, los primeros valientes bajaban a la jaula. 
La dinámica de bucear con tiburones es muy simple; bajar a la jaula que está atada con fuertes cuerdas al barco, agarrarse a los barrotes y cuando ellos lancen el señuelo y vean que viene alguno te avisan para que aguantes la respiración y te sumerjas.
¡Ya están listos!



Mientras Raúl estaba dentro de la jaula, yo esperaba viendo como se acercaban los escualos. Pasaban muy cerca de la jaula, incluso alguno chocó con ella. Yo solo oía "right, right right" "down, down, down" "left, left, left" " A bigger one!, down, down" y ya aparecían.
 Es verdad que con el día que nos ha tocado no hay muy buena visibilidad  y se les ve cuando prácticamente están encima de la jaula.



Estuvieron en la jaula como 15 o 20 minutos. Raul salió con una cara de exaltación total, casi no atinaba a contarme nada. "Buuaa" "Uuuu" "woowww". En su cara veía la adrenalina y la admiración hacia los tiburones.

Nos quedamos ahí en el barco mirando como se acercaban y de vez en cuando saltaban mostrando sus dientes.



Estaba ahí y fue un segundo en el que pensé, "A lo mejor nunca vuelvo a estar aquí. Tengo que bajar a la jaula".  Me giré y justo en ese momento estaban pidiendo a los siguientes voluntarios, así que me fui para allá. Ya no había arrepentimiento.
Me dieron el traje de neopreno, y empecé a desvestirme. Cómo no me había puesto el bañador tuve que quedarme en ropa interior. Ponerse un traje de neopreno es la cosa mas difícil del mundo. Ya estaban todos preparados y yo no era capaz de ponerme el dichoso traje. Un chico de la tripulación que me vio se ofreció a ayudarme, "Agárrate fuerte a la barra" me dijo, y empezó a subirme el traje a tirones. Fue un poco desagradable, primero porque estaba en ropa interior y me daba vergüenza, segundo porque de los tirones que pegaba, a veces hacía que me soltara de la barra y eso me daba mas vergüenza todavía. Bah, pero no me daba tanta vergüenza, solo pensaba en que me tenía que meter en la jaula. 
Me pusieron unos pesos en la cintura, y las gafas de bucear ¡A la jaula!


Ni siquiera me di cuenta de la temperatura del agua, ahora mismo estaba compartiendo medio con uno de los animales mas temidos del mundo.
Oh, oh. Algo no me cuadra. A ver, hay una pequeña barandilla roja en la que hay apoyar los pies para que estos queden sujetos. Vale. Soy tan pequeña que si metía ahí los pies, la cabeza se me quedaba debajo del agua y no podía respirar. Al quedarme libres, piernas y pies se iban para donde querían, y eso incluía fuera de la jaula. Entonces, tenía que buscar alguna manera. La encontré sujetándome a los barrotes de arriba de la jaula y apoyando las rodillas con todas mis fuerzas en los barrotes de enfrente y cuidando que no se salieran de la jaula.  Se puede ver mi ortopédica postura en la foto de arriba.

Había muchas olas y hacían que la jaula se separase del barco y volviera chocando estrepitosamente contra él cuando bajaba la ola. Fue un poco agobiante. Además cuando me sumergía las gafas se me llenaban de agua y no tenía suficientes manos para sujetarme y colocarme las gafas. En esto estaba cuando "Down, Down, Down". Aguanté la respiración y me sumergí. La imagen que vi quedará grabada en mis retinas para siempre. Un enorme tiburón blanco, venía verticalmente desde el fondo, con la boca abierta enseñándome todos los dientes. Estaba justo en frente mío. Estábamos en el mismo agua. Fue muy rápido pero en ese momento supe la maravillosa oportunidad que había tenido. Me daba igual no ver ninguno mas, de hecho no quería ver ninguno mas. Me quedé tan alucinada que ya no escuché nada, hasta una vez me tocaron en la cabeza para decirme "Icíar, baja" pero me dio igual, seguí con la gafas llenas de agua, intentando asimilar la imagen que acababa de ver.

Cuando nos mandaron salir de la jaula, estaba feliz, quería contarle a Raúl lo que había visto, porque la pena fue que no pudimos bajar juntos, pero es que ya hubiera sido épico.



Seguí admirando a los tiburones. No sé si por la emoción del momento que había vivido o porque ya esta relajada, no me parecían nada peligrosos. Es mas, me parecían unos animales tontorrones a los que estábamos mareando.


Después de que hubiéramos bajado todos a la jaula, dejaron repetir una vez mas. Pocos repitieron, la mayoría de gente estaba muy mareada, incluso hubo varias vomitonas. La verdad es que en ese momento me di cuenta de lo había empeorado el tiempo y de las olas que había, que cuando subíamos una ni se veía la costa.

Emprendimos el camino de regreso y al entrar al puerto se las vieron canutas para poder entrar, pero finalmente lo logramos.

Nos pusieron el video que habían grabado durante la excursión, mientras tomábamos algo caliente. Decidimos comprarlo porque no sabíamos lo que se había grabado con la gopro, yo no había sido capaz de grabar nada y Raúl con la emoción, casi tampoco.

Volvimos a Hermanus y nos dedicamos a pasear charlando con una familia viajera, que habiámos conocido en el shark cage diving. Llevaban un mes por Sudáfrica con su peque de 11 años. ¡Viva las familias viajeras!


Entre conversaciones viajeras, de vez en cuando veíamos la cola de alguna ballena en Cliff Path. Hoy estaban muy animadas y pudimos ver unas cuantas.



Volvimos a casa y nos hicimos una foto con nuestros certificados.
Es increíble como después de tanta adrenalina, y tanta emoción uno se queda tan relajado.



Salimos a cenar a una pizzeria, yo estaba loca por una sopa reconfortante, (lo mío con las sopas es para estudiarlo) y me supo a gloria.  ¡Menudo día! Creo que el shark cage diving es lo más emocionante que he hecho hasta ahora. 

Ya en la cama, me sentía todavía en el agua. La misma imagen no me dejaba dormir, el tiburón seguía apareciendo en mi mente. Ese bello animal, al que quizá nosotros estemos haciendo más daño, del que nos hizo creer Spielberg que él nos podía hacer.


martes, 27 de enero de 2015

Auswitch. Cuando viajar te rompe el corazón en mil pedazos.



No sé en que momento pensé que estaba preparada para visitar Auswitch. No creo que nadie lo esté, todos conocemos la historia, pero Auswitch no es ninguna película, amigos.
Durante el viaje a Cracovia, fue inevitable plantearse esta visita. Pensé en como me afectaría y si sería capaz de soportarlo. Siempre se me adjudica el calificativo de "muy sensible". 
Al final decidí ir, y sí, fue uno de los días mas duros de mi vida, aunque pasado algo de tiempo os diré que me he dado cuenta de que la visita fue positiva para mí.

Llegar a Auswitch desde Cracovia por libre es fácil, solo hay que ir a la estación de autobuses y coger el bus 14, en el andén G1. En el bus veréis el nombre en polaco, Oswiecim.
Nosotros lo cogimos a las 10 de la mañana, y nos costó 14 zloty por persona, solo ida. En el mismo bus estaban los horarios para la vuelta.
Tardamos algo mas de una hora y media en llegar. Por el camino solo veíamos pequeños pueblos y esos bosques tan misteriosos que te imaginas cuando piensas en Polonia. Así era. Tal y como lo había imaginado.

Llegamos a Auswitch y es inevitable, al bajar del autobus, sentir la tragedia. El aire parece ser mas denso y se hace difícil respirar. Empiezo a fijarme en la gente. Las ojeras se marcan y los rostros se empiezan llenar de muecas tristes.

La visita a los campos de concentración se hace con un guía. La visita en español es a las 12:00h.

Trás atravesar el emblema "Arbeit macht frei" "El trabajo os hará libres" empezamos a recorrer los barracones.
Cada paso que doy me llena de angustia, solo escucho la voz del guía en los auriculares, pero los momentos de silencio son realmente penetrantes. La sensación de aislamiento que hay es muy grande.


Auswitch se construyó, en principio, para dar albergue a presos políticos polacos. Pero aquello derivó en la masacre que todos conocemos y por la que pasaron mas de un millón y medio de personas entre judíos, gitanos, homosexuales, prisioneros políticos, inteligentes, pensadores,...
Personas. Una de las frases que mas me dolió, fue escuchar que no eran considerados personas.
Según nos iba explicando el guía, la película pasaba del terror al horror.

Todo estaba pensado, cada pabellón tenía su función.




El corazón se me encogió cuando pasamos por las cámaras de gas. No podía respirar cuando llegamos a las celdas de castigo.
Notaba como mis ojeras se vaciaban mientras veía apilados, montones de prótesis, de gafas, de zapatos, de maletas. Entre esas maletas, la de Margot Frank, hermana de Ana Frank y en cuya casa me encontraba hace apenas una semana. Aquello fue real.



En un momento de la visita estuve a punto de vomitar, cuando me giré y vi una cantidad desbordante de cabello humano. Según nos explicaba el guía, con esos cabellos se tejían mantas para los soldados alemanes.
No hay palabras que puedan explicar semejante horror. Quería llorar.


Jamás pensé que sería tal la dimensión de dolor, destrucción y humillación.


Recorríamos los barracones y las palabras se hacían mas duras cada vez. 
El recorrer un pasillo llenos de fotos fue un momento muy duro porque notaba todas aquellas miradas de desesperación, todas aquellas caras afiladas. Todos eran polacos. Los judíos no eran dignos de ser siquiera fotografiados. Ni tatuados.

Aún queda a modo de exposición, la muestra de la ración diaria de comida. Un vaso de agua sucia y un trozo de pan con serrín.

Ahí fue, donde rodeada de fotografías infantiles, y mientras escuchaba la clase de experimentos que hacían con los hermanos gemelos, cuando no pude más. 
Mi mente no fue capaz de comprender aquello y desconectó. Creo que fue un mecanismo de defensa ante semejante atrocidad. Me limité a seguir al grupo como una autómata, paseando por el campo del sufrimiento. De vez en cuando escuchaba alguna palabra aislada. Hipotermia. Ahorcados. Castigados. Obsesión. Guerra. Gas.





Cuando me pude recuperar un poco, dejamos Auswitch para continuar la visita a Birkenau, el campo de exterminio.

Apenas un par de kilómetros, que se recorren en un bus lanzadera, separan los dos campos.

El frío agudizaba, la niebla inundaba todo. No creo que aquí pueda brillar el sol. Jamás.

Estas eran las vías donde llegaban tras un duro viaje de días y días. Engañados.


Aquí eran clasificados, separados, despojados y si no eran aptos para trabajar iban directamente a las cámaras de gas y seguidamente a los crematorios.

                               

Vejados. Escupidos. Privados de toda intimidad y de libertad. Sin tregua, sin descanso. 

                                 

Auswitch duele, y mucho. Es una visita dura, pero a la vez necesaria.

En el pabellón 4 se puede leer "Aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla". Esto no puede volver a suceder.

Esa misma tarde mientras volvía a Cracovia sentada en el suelo del  del abarrotado autobús, pensaba en todo lo que había visto. He sufrido y compadecido mucho, hay palabras e imágenes que se van a quedar grabadas a fuego en mi mente. Duele pensar que nada de lo que me pueda pasar en la vida, va a ser peor que Auswitch.
 Aún así, la experiencia la veo positiva porque después de todo esto es imposible que crezca en mí rechazo a otro ser. Me veo incapaz de odiar y de juzgar a nadie. Solo quiero que en mi interior haya amor y bondad.



"Solo hay una tierra: la Tierra. Solo hay una nación: la humanidad. Solo hay una fé: el amor."
                                                                                                                   -Floor Wibaut.

viernes, 16 de enero de 2015

Sudafrica vol.V Del Kruger a Ciudad del Cabo

DIA 6

Amanecía nuestro último dia en el parque, con pena pero a la vez con ganas de empezar la segunda etapa del viaje.

Recogimos todas las cosas y salimos del campamento, la idea era salir por Orpen Gate para volver a Joburg´, pasar allí la noche y a la mañana siguiente volar a Ciudad del Cabo.

Teníamos todo el día para llegar a Johanesburgo y menos mal, porque mirad quienes seguían en medio de la carretera. No se habían movido desde anoche. La última imagen que nos regalaba el parque, cuando, hace un día pensábamos que no los íbamos a ver.  Mi león de ojos amarillos nos estaba esperando para despedirse. A veces la vida te regala esta clase de cosas.

El caso es que estuvimos un buen rato otra vez, saboreando aquellos instantes, hasta que empezamos a impacientarnos. Teníamos que marchar, nos quedaba un largo camino. Le dije a Raúl que fuera muy despacio y otra vez, igual que anoche, pude cruzar la mirada con mi león a muy poca distancia. Es increíble como los animales han aceptado los coches como algo del entorno. Puedes pasar al lado y aunque observan, no se ponen a la defensiva. 





Conseguimos adelantar a los leones. Me hubiera quedado mas días en el Kruger, pero el viaje tenía que continuar.
Antes de llegar a Orpen gate y una de las imágenes que mas me impresionó en todo el viaje, fue ver una manada de búfalos. Los habíamos visto en días anteriores, cuatro o cinco juntos. ¡Pero ahora había cientos de ellos! Mirara a dónde mirara, a ambos lados de la carretera, veía cientos de búfalos.
Grandes y pequeños, tan curiosos como siempre.




Ahora sí, nos despedíamos del Kruger ¡Hasta pronto!

El camino hasta joburg´esta vez se hizo menos pesado, estábamos descansados y todavía no nos creíamos todo lo que habíamos vivido estos días. Tuve una sensación extraña, después de haber estado cuatro días rodeada de tanta vida animal y tan poca humana, de repente cuando paramos a comer en un mega área de servicio con montón de restaurantes, fast food y tanta gente, deseé volver al parque para siempre. Sentí agobio, no había sitio para aparcar, en un momento tenía que decidir donde comer, qué comer, esperar cola... La vida en el Kruger era mas fácil sin todas estas cosas que llamamos comodidades.

Superado el trauma, pusimos rumbo a Joburg´, así llaman a la ciudad los sudafricanos. Todo el mundo dice que es una ciudad fea y con poco que ofrecer.
Llegamos ya a las 18:30h. Teníamos reserva en el motel Ecotel O.R Tambo, cerca del aeropuerto. Mientras hacíamos en check in, vimos que era un "hotel" bastante apartado de todo, en el que entraban y salían parejas con latas de cerveza en la mano y muy contentos.. ¡Ay, madre, dónde nos hemos metido! El caso es que sólo queríamos un sitio cerca del aeropuerto para dormir y este costaba 25€ la noche.
Compramos algo para cenar en una gasolinera cercana y nos fuimos a dormir.


                                          DIA  7  

¡Nos vamos a Ciudad del Cabo!
Atrás dejamos el "motel" y Johanesburgo, los días de safari y las barbacoas.  Un avión de la British nos llevó a la ciudad madre, que desde el aire, se veía espectacular.
 Caprichosa la naturaleza nos presenta una ciudad que crece en las montañas entre salvajes playas de aguas azules y arena blanca, montañas planas y tonos terrosos mezclados con verde. Aterrizar al atardecer debe ser espectacular.
Pero son las 10 de la mañana y recogemos nuestro nuevo coche de alquiler para pasar de largo por Cape Town e ir directamente a Hermanus.

Tomamos la carretera de la costa de las ballenas y en unos instantes declaramos que ¡queremos jubilarnos aquí!. Esto es precioso.


Nos pilla de camino la colonia de pingüinos de Betty´s Bay, así que hacemos un alto en el que aprovechamos para comer en un griego y después visitar a los peques.

La visita solo cuesta 10 ZAR por persona y consiste en unas pasarelas por las que poder caminar entre todos los animalejos.
Son muy graciosos, me encantan. Están por todas partes, pero ojo, que aunque parezcan adorables, hay que tener cuidado con ellos, no dudan en morder cuando algo no les gusta. Nuestra gopro se llevó unos cuantos bocados.





Después de esta visita, y cuando ya caía la tarde, llegamos a Hermanus.

Antes de buscar nuestra guesthouse, paramos en un acantilado a ver si veíamos alguna ballena. No hubo suerte, así que fuimos al Hermanus Boutique Guesthouse. ¡Cuanto lujo! Pensé que nos habiámos equivocado, aún me cuesta creer que el precio fueran 35€ la noche.
La señora de recepción, muy estirada ella, nos empezó a informar de las excursiones, y la tuvimos que parar el carro, que somos pijimochileros, pero no nos gastamos tanto en excursiones. Muy digna, nos preguntó entonces que qué queríamos desayunar mañana. Al principio nos sorprendió, pero por lo visto es algo muy común en Sudáfrica. El día antes había que dejar un papel en recepción con el numero de habitación y toooodo lo que queríamos desayunar. Tortilla con queso y jamón, fruta, croissants,..., lo normal que desayunamos todos los días, vaya.


Ahora sí, ¡A ver ballenas!  
Por todo el paseo de la costa de Hermanus, hay unas pasarelas de madera y un par de miradores, donde pararse a avistar ballenas. Empezaba a levantarse aire y el ansia que teníamos de ver algún coletazo nos hacía confundirnos. ¡Allí, allí! no, no falsa alarma.

De repente, cerca de la orilla, ví una enorme mole negra salir a la superficie y expulsar un enorme chorro de agua y aire, hacia afuera. No sé exactamente lo que dije, grité, eso seguro, porque todo el mundo me miraba y se acercaron a la zona donde estábamos, pero la ballena ya no salió mas.

Hacia el final del paseo hay un acantilado muy bonito, con muchas piedras, y allí estuvimos hasta que se puso el sol.




Esa noche cenamos en The Burgundy, un restaurante algo finolis para nosotros, pero nos apetecía algo caliente, y la verdad que estuvo muy bien.

Al salir, nos esperaba un gorrilla, del que no nos pudimos librar. Esto ya sería una tónica para el resto del viaje.

Cansada y tumbada en la cómoda cama, echaba de menos los días en el Kruger, me han sabido a poco. Aunque ahora me esperan otra clase de animalitos....

No sé si esta noche podré dormir, ¡¡Mañana veré al gran tiburón blanco!!

Puedes leer mi encuentro con el gran blanco aquí.

sábado, 27 de diciembre de 2014

2014, mi año en viajes.


Este año está llegando a su fín. Recuerdo que hace un año, escribía el resumen del año pasado, y llena de sueños por cumplir, pensaba en los viajes que el año nuevo me depararía.
La verdad es que este año no me puedo quejar. Lo que pasa es que de viajar nunca se tiene suficiente, y la afición-necesidad crece cada año un poco más. Viajar como todas las drogas, necesita un aumento de dosis constante.
Que no haya viajado tanto como quisiera, no significa que no haya dejado un solo día de soñar con nuevos destinos
Dos grandes viajes y alguna que otra escapada es lo que nos ha dejado el 2014.

Este año he vivido cosas increíbles. He sentido la tierra latiendo con fuerza bajo mis pies en la patagonia, he dejado que el sol del desierto mas árido del planeta me quemara la cara. He roto las reglas viajando en solitario. He experimentado ciudades que me han enseñado una nueva forma de moverme. He corrido riesgos sumergiéndome en las mismas aguas que el tiburón blanco. Me he divertido corriendo por playas salvajes y cantando a grito pelao en los trayectos en coche. He abierto muchos caminos al vencer muchos de mis miedos. He crecido como persona.
Mi corazón ha seguido ensanchando y mi mente abriéndose con cada destino que he visitado. Por eso es imposible que ya pueda vivir sin esto.

Cómo ya es tradición en casa, la noche del 31 dejamos la maleta hecha en la puerta, para tener un año lleno de viajes.

Abróchense los cinturones, que nos vamos.





  • CERDEÑA


La primera escapada del año no llegó hasta febrero, cuando nos escapamos a la isla italiana. Una tarde lluviosa y 30 € tuvieron la culpa. No fue una escapada muy programada, pero conseguimos un coche de alquiler y, con base en Alghero, descubrimos los alrededores.  Comimos espagueti en Castelsardo, caminamos entre las piedras de Capo Testa, jugamos con un gato en la playa de La Pelosa....
Por la mañana tomábamos café y siempre nos invitaban a otro, que nos preparaban con esmero y pasión. Ah, Italia.



  • CHILE Y ARGENTINA

En marzo llegó el primer gran viaje del año, uno de esos destinos que soñábamos desde hace tiempo.
Durante poco mas de dos semanas, descubrimos las Torres del Paine, comimos la mejor hamburguesa de nuestra vida en Baguales, me estremecí al escuchar como crujía el Perito Moreno, llegamos al fín del mundo; Ushuaia. Navegamos por el canal Beagle entre leones marinos y pingüinos. Descubrimos el PN Tierra del Fuego, dónde acaricié la barba de viejo. Cruzamos el estrecho de Magallanes para llegar a la ciudad mas ventosa del país.
Visitamos el desierto mas árido del planeta, Atacama. Disfrutamos cada noche de uno de los cielos menos contaminados del mundo. Sufrimos el temido mal de altura en Machuca y los geyseres del Tatio. Sentí que mi corazón es viajero y mi alma de desierto. 
Santiago de Chile fue la última parada antes de regresar a casa, llenos de satisfacción y orgullosos de sentir la tierra latiendo bajo nuestros pies.



  • MARRUECOS


Llegó la semana santa y salimos pitando para Marruecos. Tenía muchas ganas de descubrir un poquito de este país, y pasamos unos días llenándonos de los colores y los sabores de Tánger, Asilah y Chaouen. Se me siguen poniendo los pelos de punta al escuchar la llamada a la oración. Nos perdimos por medinas de puertas preciosas y fachadas azules, recuperando el aliento con un té a la menta. Embellecí mis manos con henna y me sentí cada vez mas cerca de este país. ¡Desando volver!




  • BRUJAS



En mayo me escapé un fin de semana a Brujas, porque mi amiga Alicia nunca había salido de España, y eso había que solucionarlo inmediatamente. Era la segunda vez que yo paseaba por ese rincón de cuento. Comimos gofres y mejillones con patatas fritas, caminamos por el escenario medieval  más bonito de Europa y visitamos la última atracción de la ciudad; El Historium. Me encantó visitar Brujas de nuevo, con la ilusión de los ojos que ven algo por primera vez.



  • COPENHAGUE

De repente en agosto y cuando ya creía que hasta septiembre no habría mas viajes, me vi con cuatro días libres y con la ilusión que me rondaba la cabeza últimamente. Viajar sola. Así que un poco al azar el destino fue Copenhague. Me sentí muy bien con esta aventura de viajar sola, como cambia la cosa, es algo que alimentó mi espíritu viajero al máximo. Y Copenhague, ¡qué puedo decir! Solo que me imagino las tardes de verano leyendo en Nyhavn o jugando a los palos en algún parque de la ciudad. Las tardes de invierno las pasaría a cobijo en algún cafe hygge.
Con Copenhague me pasó como cuando empiezas a leer un libro que no sabes de que va, y te engancha hasta el final. Creo que es mi ciudad.



  • SUDÁFRICA


Los meses hasta septiembre se hicieron largos, con la aventura que nos traíamos entre manos. Sudáfrica. Las dos semanas de vacaciones que nos quedaban las pasamos de safari en el parque Kruger, descubriendo y deleitándonos con leones y elefantes (entre otros), admirando el bonito emplazamiento de la Ciudad del Cabo, nadando con tiburones, avistando ballenas en las costas de Hermanus, descubriendo lugares remotos como el cabo agujas, abriendo la boca con los paisajes y playas llenas de pingüinos. Una de las mas grandes aventuras que hemos vivido hasta ahora y un país que nos ha dejado muchísimas ganas de más e irremediablemente enamorados de África.



  • AMSTERDAM


El año pasado quería pasar mi cumpleaños de viaje y este año decidí que se haría tradición y que a partir de ahora intentaré soplar las velas en un lugar diferente, porque al final se trata de vivir, no de cumplir. Así que mi #viviendoaños de este año fue Amsterdam. Con la compañía de mi amiga Alicia (¿A qué no sabéis quien está ahorrando para el próximo viaje?) pasamos el fin de semana descubriendo esta bonita ciudad. Paseamos por los canales, los navegamos, los hicimos mil fotos, vimos las bailongas casas, escuchamos a cada momento el sonido de las gaviotas, también paseamos por el barrio rojo sacando nuestras propias conclusiones, comimos panekonen y nos mezclamos con las bicis.
 Cada tarde al acabar el día volvíamos en ferry a Amsterdan nord, donde dormíamos en un barco.



  • CRACOVIA
En diciembre fuimos a Cracovia. Intento encontrar los motivos por los que esta ciudad me gustó tanto, y no los encuentro. Puede que sea el frío, que le sienta tan bien, o las heridas de su pasado, o su niebla, o lo bien que se me da decir dzien dobry!, o las miradas de su gente. Cracovia despertó mi lado mas sensible y, aunque pasé uno de los peores días de mi vida visitando Auswitch, también me llenó de amor.
En la plaza del mercado bebíamos vino caliente cada noche, de día paseábamos entre la neblina, escuchábamos las historias del antiguo gueto judío, cruzábamos por el puente el río Vístula para llegar a una colina en la que un dragón guarda un castillo.
Volvimos a casa con el corazón tocado y con ganas de conocer mas de Polonia.


Y EL AÑO QUE VIENE   .....

Pues el año que viene se presenta un poco incierto, puede que en verano o hacia finales de año nuestras situaciones laborales cambien, no sé si para bien o para mal, pero, por si acaso hemos juntado todos nuestros deseos e ilusiones en el primer viaje del año, que espero me lleve a cumplir el sueño de ver una aurora boreal. Ojalá pronto os pueda contar mas.

Si finalmente todo siguiera igual (o mejor) los destinos que mas se oyen en casa son Sri Lanka, Japón y Transmongoliano. ¡Cómo me hacen soñar estos destinos!
También me apetecería viajar a Perú, Canadá, Gambia,Cuba, Rumanía o hacer una ruta por el sur de África.
Pero si hay algo que cada vez sueño con mas fuerza, es un viaje largo...tan largo que me haga perder la noción del tiempo y no saber que día es hoy.

Muchos sueños aún por cumplir y un año por delante para volar, emocionarse, ver, sentir e ilusionarse.

Espero que no olvidéis escribir la carta a los reyes con vuestros sueños viajeros y que tengáis un año maravilloso lleno de felicidad y ¡Muchos viajes para todos!

Gracias por estar ahí un año mas, compartiendo este sueño loco de viajar. ¡Feliz año nuevo!


Y ahora vosotros...

¿Qué viajes habéis hecho en 2014? ¿Qué destinos le pedís al 2015?
¡Cuéntamelo en comentarios!